La ciencia tiene mucho que decir sobre quién te enamoras. No es solo cuestión de Cupido o amor a primera vista, hay mucho más en juego. Según una investigación reciente de la Universidad de Boston, nuestras decisiones sobre quién nos atrae pueden estar menos bajo nuestro control de lo que pensamos.
La investigación sugiere que a menudo nos basta con un factor en común o en desacuerdo para decidir si queremos tener una relación con alguien. Este fenómeno se basa en algo llamado razonamiento autoesencialista. Básicamente, creemos que nuestras opiniones o preferencias vienen en un paquete, por lo que si alguien comparte una de nuestras opiniones, es probable que también comparta las demás. Este tipo de pensamiento puede limitar nuestras oportunidades de conocer a personas interesantes.
El estudio también reveló que las hormonas juegan un papel crucial en nuestras relaciones. La testosterona despierta el deseo sexual, la oxitocina promueve el apego hacia la otra persona, y la dopamina y las endorfinas provocan esa sensación de mariposas en el estómago. Así que cuando empezamos una relación, no es solo un querubín lanzando flechas de amor, es nuestra idea de la identidad humana trabajando junto con nuestras hormonas.
En resumen, la ciencia nos dice que deberíamos darnos la oportunidad de conocer a las personas más allá de su opinión sobre una sola cuestión. Quién sabe, podríamos sorprendernos si dejamos que nuestras hormonas trabajen en esa relación.