Un equipo multinacional de científicos descubre cantidades de mercurio en las trincheras más profundas del Océano Pacífico, que superan cualquier valor jamás registrado en sedimentos marinos remotos, incluso más altas que muchas áreas directamente contaminadas por descargas industriales.
En un estudio en Scientific Reports, en el que han participado científicos de Dinamarca, Canadá, Alemania y Japón, revelan que se depositan cantidades sin precedentes de mercurio altamente tóxico en las fosas más profundas del Océano Pacífico.
En el trabajo se detallan las primeras mediciones directas de la deposición de mercurio en uno de los entornos logísticamente más desafiantes para muestrear en la Tierra y el más profundo, entre ocho y 10 kilómetros de profundidad marina.
Para el profesor Hamed Sanei, director del Laboratorio de Carbono Orgánico Litosférico (LOC) del Departamento de Geociencias de la Universidad de Aarhus y autor principal de este estudio, “la mala noticia es que estos altos niveles de mercurio pueden ser representativos del aumento colectivo de las emisiones antropogénicas de mercurio en nuestros océanos. Pero la buena noticia es que las trincheras oceánicas actúan como un vertedero permanente, por lo que podemos esperar que el mercurio que termina allí estará enterrado durante muchos millones de años. La tectónica de placas llevará estos sedimentos profundamente al manto superior de la Tierra”.
Sin embargo, reconoce que incluso cuando el mercurio se está eliminando de la biosfera, “sigue siendo bastante alarmante la cantidad de este metal líquido que ha terminado en las fosas oceánicas. Esto puede ser un indicador de la salud general de nuestros océanos”.
Ciclo del mercurio
El doctor Peter Outridge, investigador de Natural Resources Canada y autor principal de la Evaluación Global del Mercurio de las Naciones Unidas así como miembro de este equipo multinacional, explica que “los resultados de esta investigación ayudan a cubrir una brecha de conocimiento clave en el ciclo del mercurio; es decir, la tasa real de la remoción de mercurio del medio ambiente global hacia los sedimentos de las profundidades oceánicas”.
Asegura que han demostrado que los sedimentos en las fosas oceánicas son “puntos calientes” de acumulación de mercurio, con tasas muchas veces más altas de lo que se creía hasta ahora.
Finalmente, el profesor Ronnie Glud, miembro del equipo y director del Centro Hadal de la Universidad del Sur de Dinamarca, puntualiza que este estudio necesita un extenso muestreo adicional de las profundidades del océano y, en particular, de las trincheras abisales para apoyar las conclusiones obtenidas.
Las fosas oceánicas, también conocidas como fosas marinas, son estrechas y profundas trincheras que suelen encontrarse adosadas a los bordes continentales o junto a arcos de islas volcánicas, especialmente en el Pacífico. Precisamente, el Océano Pacífico tiene la mayor cantidad de fosas oceánicas y las de mayor profundidad.
Se generan cuando dos placas tectónicas se encuentran y chocan, haciendo que la más densa se introduzca debajo de la otra. Los geólogos conocen este fenómeno con el nombre de subducción, ya que provoca el hundimiento del suelo submarino; esto es, origina una fosa oceánica.
La fosa de Perú-Chile, conocida como fosa de Atacama, es un nítido ejemplo de colisión entre las placas de Nazca y la continental de América del Sur.